

“El que sabe nada y habla por boca de ganso, como se dice normalmente, habla del ‘76 en adelante. Ahora, el que sabe un poquito más habla del ’70 en adelante, más precisamente del 23/25 de mayo de 1973 y el que sabe bastante más habla 1952, 1953 y 1954 en adelante. La definición que yo pude encontrar para describir todo esto es que hemos vivido una guerra intestina con intermitencias, que dejó de un lado 7.800 desaparecidos y del otro lado dejó 21.200 víctimas”, comenzó diciendo Héctor Guillermo Sottovia en su charla con Enfoque Social.
Continuando por esa línea explicó que “los 7.800 desaparecidos fueron comprobados por la CONADEP, es decir que no fueron 30.000 e incluso, dentro de este volumen de gente desaparecida, que podría ser un poco más, hay personas propias de la izquierda de las organizaciones terroristas que operaron a la Argentina, que fueron ajusticiados por ellos mismos”. Y sumó detalles: “Según Luis Roberto Labraña (exiliado en 1976), que es amigo mío y fue Montonero, ese número de los 30.000 fue inventado para tener fondos para, en teoría, continuar con la búsqueda de aquellos que estaban desaparecidos”.
Además de resaltar que una de las cosas que queda flotando en el aire “es porque las cabezas están vivas y toda la tropa, de los bandos medios para abajo, están todos muertos”, Sottovia aseguró que, “además de la estructura para militar por parte de Montoneros y del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), que fueron las dos más importantes; desde 1952 hasta 1980, en Argentina hubo 53 organizaciones terroristas operando”.
Por su parte, el escritor que formó parte de la 49° Feria del Libro donde presentó su libro ‘Argentina no me olvides: la otra cara de los ‘70’, dio detalles escalofriantes de cómo se prepararon para atacar en Tucumán: “Las cabecillas para instruir se prepararon en Cuba, pero uno tiene que pensar que no solamente tuvieron una organización militar, sino que contaron con un apoyo sanitario y de logística; ya que no era el combatiente que iba a combatir, sino que había toda una estructura bastante bien organizada. Su propósito era sesionar a la provincia de Tucumán para después convertirla en un estado libre. Tal es así que habían hecho todas las gestiones ante la ONU para que consideraran a Tucumán como una zona liberada”.
Asimismo, comentó que tanto “la izquierda, los comunistas como los socialistas, dicen que las Fuerzas Armadas tenían el poder porque contaban con más armamento”, pero señaló que el detalle que había era que “se debía observar que ellos no estuviesen uniformados”. Y agregó: “Además, no se sabía ni cuándo ni a quién iban a atacar. Eso les daba un gran poder”.
En otro tramo de la entrevista, Sottovia contó qué fue lo que lo llevó a interesarse e interiorizarse por esta otra cara de la historia: “Cuando cumplí 12 años, yo venía del colegio por la calle Callao y quedé en medio de un tiroteo entre Montoneros y la Policía Federal y tuve la mala experiencia de ver cómo le volaban la cabeza a un terrorista y a partir de que nos colocaran dos bombas en nuestro edificio, me involucré porque sentí el dolor de las víctimas. Desde chico que estoy batallando con este tema, hice docencia; estoy estudiando y aprendiendo porque hasta hace dos años atrás, yo no sabía que había habido 53 organizaciones terroristas y eso me lo transmitió una persona que está detenida en una causa con una dudosa estructura jurídica”.
Por otro lado, Guillermo contó que la convocatoria del 8 y 9 de febrero en Tucumán, a la que fue invitado el Gobierno de Javier Milei, pero fueron los grandes ausentes ya que decidieron no ir, fue producto de que “el 9 de febrero de 1975, se produjo el último asesinato de lesa humanidad que cometieron con el capitán Viola”. Y siguió: “Su hijita Cristina de tres años, a quién le volaron media cabeza y María Fernanda que perdió el parietal derecho, fueron la gota que rebalsó el vaso y fue entonces cuando se le dio libertad a las Fuerzas Armadas para iniciar operaciones en el sur de Tucumán”.
En el cierre de su charla con Enfoque Social, Héctor Guillermo Sottovia no dudó en dar su punto de vista sobre la caída del proyecto de ley de Ficha Limpia: “En estos casos, hay que ser tajante y hay que poner un gran signo de pregunta para todos los políticos, para los que estuvieron y para los que dieron el sí y después votaron de manera negativa. Lo que yo pienso es que esto nos da una pauta de que ciertas veces no estamos bien orientados y hacemos dos pasos para delante y cuatro para atrás. Este es un gran escándalo que va a repercutir mucho a nivel votantes y a nivel confianza delegada con la gente que nos representa. Estamos peligrosamente conduciéndonos por un camino bastante oscuro”.