miércoles 14 de mayo de 2025 - Edición Nº2352

Social | 6 may 2025

Actualidad

Alerta yerba mate y harina: por una ingesta saludable

En Argentina, la yerba mate y la harina son elementos fundamentales de nuestra cultura y alimentación. Sin embargo, en los últimos años, hemos observado una creciente preocupación entre los consumidores respecto a la calidad de estos productos. Muchos han reportado intolerancias y reacciones adversas que no solo afectan su salud, sino que también cuestionan la confianza en lo que consumimos diariamente.


Por: Silvina Ripoli

La calidad en juego

La yerba mate, símbolo de nuestra identidad nacional, ha experimentado un aumento en la variabilidad de su calidad. Según un estudio reciente del Instituto Nacional de Yerba Mate (INYM), el 30% de los consumidores ha notado cambios en el sabor y aroma, atribuyéndolos a problemas en el proceso de producción. Factores como el almacenamiento y la distribución influyen significativamente en sus propiedades. Algunos consumidores han reportado que ciertas marcas presentan un sabor amargo o desagradable, lo que genera descontento y dudas sobre su origen.

Por otro lado, la harina -esencial para una infinidad de preparaciones- tampoco escapa a esta problemática. En 2025, se han industrializado aproximadamente 984.638 toneladas de trigo tan solo entre enero y febrero, lo que representa un aumento significativo en comparación con años anteriores. Sin embargo, un informe del Centro de Estudios Económicos y Sociales (CEES) reveló que el 25% de las harinas disponibles en el mercado son consideradas de baja calidad o adulteradas. Las quejas han aumentado entre quienes padecen intolerancias alimentarias, afectando tanto el sabor como la salud de quienes las consumen.

¿Qué está pasando?

Las variaciones en la calidad de estos productos se deben a múltiples factores. La falta de regulación estricta en los procesos productivos, el aumento de la oferta de productos que no siempre cumplen con los estándares y una supervisión deficiente por parte de las autoridades competentes son algunas de las razones que explican esta situación.

Los consumidores han comenzado a alzar sus voces, exigiendo mayor transparencia y calidad en lo que adquieren. Las redes sociales se han convertido en un canal efectivo para compartir experiencias negativas; un 40% de los encuestados en un estudio reciente indicó haber visto publicaciones sobre productos defectuosos.

El rol del Estado y los organismos de Defensa del Consumidor

Ante esta crisis de confianza, es imperativo que el Estado y los organismos de Defensa del Consumidor tomen medidas efectivas para proteger a los ciudadanos. Algunas acciones recomendadas incluyen:

1. Regulación Estricta: Establecer normativas claras sobre la producción y comercialización de yerba mate y harina, incluyendo controles obligatorios sobre ingredientes, procesos productivos y etiquetado claro.

2. Educación al Consumidor: Lanzar campañas informativas para educar a los consumidores sobre cómo identificar productos de calidad para evitar posibles intolerancias alimentarias.

3. Facilitar Denuncias: Crear plataformas accesibles donde los consumidores puedan reportar productos defectuosos o peligrosos sin temor a represalias.

4. Inspecciones Regulares: Aumentar la frecuencia de inspecciones en áreas de cultivo, producción y puntos de venta para asegurar el cumplimiento de las normativas vigentes.

5. Fomentar la Producción de las economías regionales: Apoyar a los productores locales que cumplen con estándares de calidad, promoviendo sus productos como alternativas seguras para el consumo y la salud.

Conclusión

La yerba mate y la harina son más que simples alimentos; son parte integral de nuestra cultura Argentina. Proteger nuestros derechos como consumidores es fundamental para garantizar no solo nuestra salud, sino también el legado cultural que representan estos productos. Es momento de exigir un cambio significativo y trabajar juntos -consumidores, productores y autoridades- para asegurar que todos tengamos acceso a alimentos seguros y de alta calidad. La defensa del consumidor no es solo una responsabilidad del Estado; es un compromiso colectivo hacia un futuro más justo y saludable para todos.

Silvina Ripoli (abogada y mediadora Prejudicial, experta en Derechos del Consumidor)

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