

“Me dirijo a usted, señor presidente, a fin de presentar la renuncia indeclinable al cargo de juez de la Corte Suprema de Justicia de la Nación para el que fui nombrado, en comisión, por el decreto 137 del 26 de febrero de 2025”, mencionó en la carta elevada a Javier Milei.
Además, agregó: “Acepté ese nombramiento con la convicción de que la falta de integración de la Corte Suprema era un grave problema institucional que requería una solución urgente. Se habían generado dos vacantes en la misma, que terminó quedando reducida a solo tres miembros desde el 29 de diciembre de 2024”. Y continuó: “Sin embargo, una de las vacantes existentes a esa fecha, tenía ya más de tres años. Es francamente sorprendente que, a pesar de la importancia y del peso que tiene cada juez en un Tribunal con una integración tan reducida, se hubiera naturalizado la existencia de un lugar sin cubrir durante un lapso tan prolongado. A esa anomalía institucional, se le había sumado un nuevo lugar libre, que agravó aún más la situación y que, incuestionablemente, requería también ser cubierto sin dilaciones”.
Asimismo, García-Mansilla sostuvo que existen aquellas personas que “creen de manera errónea que la Corte Suprema puede funcionar con solo tres jueces”. Y completó: “Esto es, lisa y llanamente, un espejismo institucional que puede causar un daño incluso mayor que el que ya ha causado la demora en integrar el Tribunal. En primer lugar, porque el funcionamiento con jueces dista de ser el ideal. Se resuelven casos, sí, pero no en la cantidad y el ritmo que exige la Corte. Tampoco con la coherencia técnica con que se lo puede hacer cuando está integrada”.
Para continuar con su misiva, el magistrado añadió que “a partir de la ilusión de creer que el Tribunal está funcionando con cierta normalidad, se pierde de vista que eso es una mera apariencia y así se acumulan problemas sin resolver”. Y adujo: “Con el correr de los meses, la demora causada por ese funcionamiento irregular afecta en concreto la actividad del Tribunal y, fundamentalmente, la vida de nuestros ciudadanos, que ven demorada la resolución de las disputas que someten a su decisión”.
Lo cierto es que García-Mansilla esbozó su deseo de que su renuncia sirva “de advertencia para que se den cuenta de una vez de que la integración de la Corte Suprema y de todo el Poder Judicial Federal, es urgente”. Y concluyó: “Empecé la carta como juez; la termino ahora como ciudadano. Creo que el proceso de transformación de la República Argentina depende de una condición indispensable para que tenga éxito, se consolide y se encarne en cada uno de los argentinos: que exista un Poder Judicial recto, decente e independiente”.