

Todo comenzó cuando, una joven de 18 años que se encontraba transitando la semana 28 de su embarazo acudiera a la guardia del Hospital Distrital Las Heras a causa de un fuerte dolor abdominal; donde los médicos que la atendieron “la inyectaron” y le recetaron algunos medicamentos y la enviaron a su casa, donde la situación empeoró, ya que comenzó a presentar un sangrado.
De regreso al hospital, le indicaron realizarse una prueba de orina, pero cuando se disponía a hacerlas comenzó a tener contracciones muy fuertes por lo que el bebé nació en la puerta del baño.
Ante esta situación y dado el delicado estado de salud de Ángel (se iba a llamar Valentino), los médicos tomaron la decisión de trasladarlo al Hospital Zonal Padre Tardivo de Caleta Olivia donde, ya arriba de la ambulancia, les dijeron a sus padres que la criatura “había muerto”, tal y como recordó Brian, su progenitor.
En medio de la desazón y de tanto dolor por el que estaban atravesando, su abuela y su bisabuela se acercaron hasta la morgue, debido a que querían conocerlo y despedirse de él y fue ahí donde se dieron cuenta que Angelito, quién actualmente se encuentra en estado crítico, “estaba respirando”.