

En un partido que comenzó una hora y 20 más tarde a causa de los disturbios que se produjeron en el ingreso de los hinchas; la Selección Argentina padeció los primeros minutos ante un equipo que lo incomodó al salir jugando con intensidad y en un ritmo alto.
A medida que el encuentro fue transcurriendo, los de Lionel Scaloni reaccionaron ante la presión colombiana, fueron emparejando el partido y con paciencia y cautela, lograron tener varias situaciones claras de gol para abrir el marcador, pero les faltó precisión en los últimos metros a la hora de la definición.
En un segundo tiempo que contó con la presencia de Leo Messi (preocupó a todos por un fuerte golpe en el tobillo que recibió a los 37 minutos de la primera mitad), Argentina reacomodó la mitad de la cancha, consiguiendo una mejora en el rendimiento ante un rival que propuso un juego totalmente friccionado y que se dedicó a hacer tiempo.
En un complemento totalmente accidentado para el campeón del mundo a causa de la salida de Gonzalo Montiel y de Leo Messi, quien entre lágrimas, abandonó el campo de juego por una lesión; el ingreso de Nicolás González no sólo le dio frescura sino también vértigo en los metros finales, aunque continuaron sin ser finos bajo los tres palos.
Ya en tiempo suplementario, que tuvo la cuota extra de muchísima emoción, adrenalina y suspenso, Argentina se mostró como el equipo más ambicioso de los dos, demostró que quería sostener el título de América y fue así que a los 112 minutos y de la mano de Lautaro Martínez, llegó el 1 a 0 final, para convertirse en el bicampeón del continente.