

La declaración espontánea Laudelina el sábado a la madrugada en la Fiscalía de Investigaciones Complejas de Corrientes llamó la atención no sólo porque la investigación está en manos de la Justicia Federal; sino que conmocionó a todos al declarar que su sobrino estaba muerto tras haber sido atropellado por la Ford Ranger de Caillava y Pérez, cuando se retiraban de la casa de la abuela Catalina.
Sus dichos no pasaron desapercibidos, no sólo porque mantuvo (y mantiene) a un país en vilo, por la búsqueda de la criatura que desapareció el 13 de junio, sino y fundamentalmente por la repentina aparición del gobernador de Corrientes, Gustavo Valdés, quien aseguró que se había dado “un gran paso en la resolución del caso Loan”, luego de la declaración de la mujer.
Fue el propio Fabián Améndola, uno de los abogados del estudio de Fernando Burlando (están llevando adelante la defensa de María, la mamá de Loan), quien señaló al abogado de Laudelina, José Codazzi. “Tiene relaciones con el gobernador de Corrientes”, dijo, y advirtió que el traslado de Laudelina a un hotel había sido “un movimiento extraño”.
Así las cosas, en la jornada de ayer, los peritos de la División Pericias Telefónicas de la Policía Federal, lograron abrir los 12 teléfonos que estaban incautados y a partir de ahora comenzarán a analizar si hay llamadas cruzadas no sólo entre los detenidos, sino también entre el resto de los integrantes de la familia.