

El Plan de Transición Energética 2030 sostiene que “el sistema energético debe contribuir a mejorar la calidad de vida de la población de nuestro país, disminuyendo progresivamente los costos de su matriz energética”. Y resalta que “esto requiere asegurar la asequibilidad de los servicios energéticos atendiendo, especialmente, a la situación de los sectores socioeconómicos más vulnerables, incorporando la visión sobre las desigualdades de género”.
Por otro lado, el proyecto remarca que, de esta forma, “Argentina contribuirá también a los procesos de transición de la región y del mundo, mediante exportaciones de gas natural o su variante GNL, colaborando en la descarbonización global”.
En cuanto a la oferta, se plantean dos escenarios: el REN 20 -necesita mayores requerimientos de petróleo y gas natural con una participación en la generación de las energías renovables del 20% en la matriz eléctrica-, que requerirá de una inversión cercana a los US$9.924 millones, de los cuales US$3.796 millones serán en divisas. Mientras que para el REN 30 -mayores niveles de gas natural y menores de petróleo- se precisarán US$13.970 millones, de los cuales US$6.770 millones serán en divisas.
Quien se expresó con respecto a esto fue el ministro de Economía Martín Guzmán y marcó que las “políticas económicas y energéticas deben tener un enfoque integral y articulado”. En consecuencia, resaltó que se han “establecido seis objetivos de política energética para la transición, para caracterizar una matriz energética que sea inclusiva, dinámica, estable, federal, soberana y ambientalmente sostenible”.