

Este gobierno se ha tomado muy a pecho vulnerar en forma sistemática todos los derechos enumerados en el artículo 14, tal vez ignorando que ellos asumieron, tal lo describiera Russeau, en base a un Contrato Social, donde los ciudadanos delegan algunas facultades en función de que el gobierno les garantice un estado de bienestar.
El actual poder, como mandatario y sin excluir a otros, no ha sabido llevar al Estado a cumplir su obligación principal y esencial del contrato; la ciudadanía al advertir esto considera violentado y destruido el vínculo contractual y es por ello que sale a la calle.
No vale la pena buscar el pelo en la leche, ni otra explicación. El país lo presiente, el gobierno ni lo hizo ni tiene intenciones de hacerlo. No hace falta para el ciudadano “de a pie” mirar cifras ni estadísticas, lo siente en el bolsillo y en muchos casos le ruge en el estómago.
El país siente, como nunca antes, con angustiante certeza, que la traición fue consumada, que su presente duele y su futuro fue pulverizado. Por eso se moviliza por lo suyo, por su libertad.
Ahora comprende que esa palabra tantas veces usada y manoseada por la política, contiene tanto y es tan necesaria. Ahora que la pierde siente la necesidad de recuperarla. Ahora esa madre que de madrugada amamantaba a su hijo mientras lo miraba con ese cariño especial y que se imaginaba un futuro de progreso para esa criatura, hoy siente que se lo robaron, que este no tendrá futuro porque se lo saquearon.
No confundamos. No es el campo, aquel sector tantas veces elegido como enemigo y tantas expoliado, hoy es el país el que sale a las rutas. Es el ciudadano común, harto de la degradación ética que ve en ese sector una voz que la hace suya y por eso lo acompaña en esta manifestación.
Libertad es la consigna, nuestro futuro el objetivo.
Hoy Argentina, a los cuatro vientos, grita: ¡LA LIBERTAD NO SE RECLAMA, SE EJERCE!
Por Juan Horacio Capozzolo (abogado y ex vicepresidente de CRA)