Por: Diego Migliorisi
Ese proceso de ordenamiento profundo, una combinación de reformas necesarias y señales claras, explica por qué el 2026 asoma no como una promesa, sino como un año de consolidación y crecimiento real. Se terminó la etapa de arreglar lo roto; empieza la etapa de construir.
Hablemos claro y sin vueltas.

Los cimientos: Qué se hizo bien (y por qué ahora rinde frutos)

Durante décadas, el Real Estate argentino fue rehén de la improvisación. Reglas cambiantes, parches legales y un Estado que asfixiaba al sector en lugar de potenciarlo. Eso cambió, y la velocidad de la reacción del mercado fue la mejor prueba.
2026: El cambio de ciclo

Si 2025 fue el año de la base, 2026 será el año del despliegue.
1. La carrera entre oferta y demanda Todo indica que la demanda crecerá más rápido que la oferta, lo que llevará a una inevitable recomposición de valores. El que siga esperando precios de liquidación, probablemente se quede mirando desde afuera. La ventana de oportunidad de precios bajos se está cerrando.
2. De la unidad terminada al pozo Con el stock de usados absorbiéndose, la mirada del inversor vuelve a la obra en construcción. La industria, que estuvo en pausa, vuelve a encender motores para abastecer a un mercado que pide productos nuevos.
3. El "tapado" del ciclo: Logística y locales La reorganización urbana y el comercio electrónico empujan fuerte este segmento. Galpones y locales vuelven a mostrar rentas interesantes con una volatilidad mucho menor que en años anteriores.
4. El factor emocional: El crédito como ancla El dato más potente no es financiero, es social. Ver a familias firmando créditos a 20 o 30 años es una declaración de confianza en el país. Cuando miles toman esa decisión, el mercado cambia para siempre: pasamos de la especulación al arraigo.
Por qué estamos ante un año histórico
El mercado inmobiliario no es un actor de reparto; es una columna vertebral de la economía argentina. Mueve industrias, genera empleo genuino y canaliza el ahorro nacional. Cuanto más crédito ejecutable y real haya, más robusto se vuelve el sistema, creando un círculo virtuoso que se autopotencia.
Todo indica que 2026 superará ampliamente a 2025. Y no lo digo por optimismo, sino por fundamentos. Cuando hay reglas claras, estabilidad monetaria y respeto por la propiedad, el ladrillo responde.
Esta vez, los astros parecen alineados para que no sea un "veranito", sino un ciclo largo de crecimiento. En el Real Estate, como en la vida, la confianza lo es todo. Y Argentina, después de mucho tiempo, vuelve a estar en carrera.
Por Diego Migliorisi (Abogado, Corredor Inmobiliario, Máster en Comunicación. Autor de “El camino del Real Estate”. Director de Migliorisi Propiedades -+70 años-).