En una Bombonera en la que no entraba ni un alfiler y que le dio un marco imponente a uno de los clásicos más importantes del mundo, a Boca le costó mucho imponer sus condiciones de juego ante un River que lo maniató por completo ganándole el duelo en la mitad de la cancha y generando que sus delanteros no entrasen en juego hasta que, allá por los 46 minutos del primer tiempo y después de una excelente jugada armada por Exequiel Zeballos, el propio Changuito sacó provecho de un rebote que dio Franco Armani para gritar el 1 a 0 parcial.
El gol sobre la hora, el delirio y el descontrol que esto provocó en la hinchada xeneize, generó que, en los primeros instantes del segundo tiempo, los dirigidos por Claudio Úbeda salieran a llevarse por delante a un rival que se vio totalmente golpeado. A los 2 minutos y tras un pase exquisito de Zeballos, Miguel Merentiel dejó en el camino a Armani para gritar el 2 a 0 y hacer delirar a toda La Bombonera.
Durante todo el complemento, Boca hizo lo que quiso con un elenco riverplatense que mostró más de lo mismo: ser un equipo sin reacción, sin rebeldía, sin juego, sin ideas, con jugadores que no le responden a su entrenador y un técnico (Marcelo Gallardo) que sigue sin encontrarle la vuelta.
Con este gran resultado, Boca no sólo consiguió ganarle al rival de toda la vida sino que ya obtuvo boleto directo a la Fase de Grupos de la Copa Libertadores, de la que no participa desde el 2024, ya que este año ingresó a la zona de repechaje y quedó eliminado en la primera fase ante Alianza Lima.