“La victoria del oficialismo marca un punto de inflexión. A partir de ahora, es clave abrir espacios de diálogo y construir consensos para avanzar con las reformas estructurales que demanda la sociedad”, señaló Franco Marconi, analista de políticas públicas en la Fundación Libertad y Progreso.
Claves
Respaldo ciudadano al cambio: Los resultados reflejan un fuerte apoyo social al rumbo de normalización económica y política que impulsa el Gobierno, respaldado por el liderazgo presidencial.
Congreso más equilibrado: El oficialismo consolida una base parlamentaria sólida que le permitirá sostener vetos y negociar mayorías simples para legislar.
Fin de la incertidumbre política: Con el ciclo electoral cerrado, se espera un clima más estable para la inversión y la toma de decisiones económicas.
Reformas estructurales destacadas
Impulsará la formalización del empleo y la negociación directa entre trabajadores y empresas, reduciendo costos laborales y litigiosidad.
Busca reincorporar al circuito formal a millones de trabajadores hoy excluidos.
Propone simplificar el sistema tributario, eliminar impuestos distorsivos y redefinir la coparticipación para devolver facultades tributarias y fortalecer la autonomía provincial.
Incentiva la competencia fiscal y la responsabilidad de gasto.
Apunta a garantizar la sustentabilidad del sistema mediante la corrección de privilegios y la transparencia en el uso de los aportes.
El domingo 26 de octubre de 2025 se votó en todo el territorio nacional para renovar la mitad de la Cámara de Diputados y un tercio de la Cámara de Senadores. Si bien los resultados deben ser analizados distrito por distrito, en un marco global, La Libertad Avanza obtuvo 41%, Fuerza Patria y sus diferentes acepciones obtuvieron 32%, el tercero en discordia, Provincias Unidas, obtuvo un magro 7% y la izquierda logró 4%.
¿Por qué pasó lo que pasó?
El Gobierno, luego de las elecciones del 7 de septiembre tuvo un pasar difícil. Entre penales en contra en el Congreso, escándalos variopintos y anuncios económicos que movieron los cimientos de la relación con Washington, aterrizó en las elecciones del 26 de octubre cambiado. Es difícil entrever cuanto efecto tuvo cada elemento de este racconto o si fue la sumatoria de ellos la que afectó. Lo que si se deja dilucidar, es que lo que pasó, pasó por, no solo por acción del Gobierno, sino también por omisión. Los resultados, que se vivieron en medio de un clima de sorpresa y optimismo, mostraron el cariz de la Argentina y el crédito con en el que cuenta el Gobierno.
Ganadores y perdedores
Con estos resultados puestos, lo que se sabe en todos los búnkeres de todos los partidos es que las elecciones, independientemente de su resultado, dejan ganadores y perdedores. Estos, basándose en sus estrategias o intereses, adoptaron decisiones que, luego del resultado, modifican sus cuotas de poder, tanto para los internos como los externos.
Por el lado del Gobierno (y exceptuando que es el mismo el gran ganador), el mayor beneficiado luego de estas elecciones fue Santilli. “El Colo” remontó, por mérito propio y mérito del voto miedo al kirchnerismo, una elección que en la previa se temía un renovado 7 de septiembre. Así logró consolidar una victoria por algo menos de un punto porcentual (41,45% La Libertad Avanza y 40,91% Fuerza Patria) y darle al Gobierno un empujón para lograr el resultado nacional. En este marco, la Boleta Única Papel resultó esencial en la fiscalización (problema muy recurrente en el conurbano bonaerense) a pesar de que la boleta mostrara “al pelado”. El mote de narco a Espert parece no haber hecho mella en el electorado, al menos no en su percepción de evitar votarlo. Este triunfo de Santilli, así como el triunfo a nivel nacional de La Libertad Avanza deja reivindicada a la estructura de poder del Gobierno y a los encargados de su campaña y creación de listas. Por más negativa que fuera la rama política del mismo; por más errores que haya cometido, estas elecciones muestran que el liderazgo de Milei (haciendo una campaña del candidato X, es Milei sin decirlo) es el único que pesa dentro del Gobierno.
Pasando al lado del peronismo, los intendentes jugaron (o mejor dicho, no jugaron) su juego; no hubo casi movilización del aparato peronista en la provincia. Fuerza Patria perdió 300.000 votos comparándose con la elección de septiembre, mientras que La Libertad Avanza ganó 900.000. Kicillof, que había sido el arquitecto de la victoria en septiembre, apareció como la cara de la derrota en el discurso, pero no como el principal perjudicado, sino como uno más de los derrotados. El principal perdedor aquí fue el kirchnerismo camporista con los Kirchner (madre e hijo) a la cabeza, quienes como creadores de las listas y de la campaña “para frenar a Milei” no consolidaron la polarización ni los apoyos suficientes. Así los intendentes demostraron su valía cuando más se los denostaba. Aún derrotado, el kirchnerismo es el mayor opositor al Gobierno de cara a 2027, y como todo opositor en un sistema político polarizado, tiende a capitalizar los errores sin necesidad de demostrar algo diferente. Así, Kicillof puede adjudicarse la medalla de haber ganado en septiembre y haber mantenido la provincia (con todos los concejos deliberantes) y sostenerse en los famosos barones del conurbano bonaerense para catapultarse a una candidatura presidencial. La mesa chica del peronismo, la que decide los candidatos, no tiene muchas más salidas que darle a Kicillof el espacio merece.
Los gobernadores agrupados en Provincias Unidas fueron la gran decepción de la jornada electoral. Tan solo Valdés ganó en Corrientes y solamente por un magro punto contra una candidata de La Libertad Avanza que, por más alto perfil que tenga, no lo aparentaba para la política. El resto: Pullaro, Llaryora, Schiaretti y demás perdieron en sus provincias dejando paso a la marea violeta. Una vez la argentina muestra que los terceros nunca triunfan cuando buscan transitar la ¿ancha? avenida del medio y jugar con el equilibrio entre los extremos. Se aleja, al menos hasta 2027, la posibilidad de una oposición que sea razonable para el Gobierno. Si bien Provincias Unidas obtuvo representación, fue muy poca dado lo que se esperaba.
La sensación que deja la elección es que la polarización se impuso, a pesar de que entre ambos partidos mayoritarios agruparan tan solo el 70% de los votos; bastante menor al promedio que suelen encabezar el peronismo y su expresión contraria en la Argentina, pero mayor al 2023 donde un incumbente Milei pateó el tablero político kilómetros hacia la derecha.
La composición de las Cámaras
El triunfo del oficialismo dejó un Congreso muy favorable a sus intereses. Si bien no consolidó una mayoría propia, sí logró obtener el tercio necesario para sostener los vetos a las leyes que le son poco convenientes. Sin embargo, el espíritu del Gobierno de cara a lo que resta del mandato es avanzar en una agenda propositiva; mucho más aún con el resultado del 26 de octubre.
En pos de sintetizar la información al lector, se agrupó los partidos y candidatos a nivel nacional en tres alineaciones: Oficialismo, Centro y Oposición. Estos, con los matices propios del análisis de las figuras políticas y la política parlamentaria, buscan mostrar la tendencia de cómo se comportará el Congreso en los próximos dos años y pensando en la agenda de reformas.
Por el lado de la Cámara de Diputados, si bien La Libertad Avanza consolidó unos 96 diputados como bloque propio, la figura que podría actuar como oficialismo, con otros bloques como el PRO o los independientes de (valga la redundancia) independencia se encuentran contemplados en el bloque oficialista. Así, el oficialismo lograría un bloque de 113 diputados, contra los 107 de la oposición más dura (dentro de los que está Fuerza Patria y la Izquierda) y unos 37 del centro que, entre negociación y negociación, podrían facilitarle al Gobierno la obtención del quórum de 129 y la mayoría simple para legislar.

Por el lado de la Cámara de Senadores, el oficialismo fue el gran ganador. Logró triplicar sus números, pasando de 7 senadores a 20, todos propios. A su vez, la oposición perdió el histórico piso de 30 senadores que le aseguraban proteger muchas de sus improntas y ser esenciales para la negociación política, quedando reducidos a 26 bancas al igual que el centro. Este panorama que, si bien muestra a un oficialismo aún en minoría, resulta mucho más prometedor para alcanzar las reformas que busca, ya que se encuentra tan solo a 4 del tercio salvador y a 16 del quórum y la mayoría simple. Para la composición de los números arriba mencionados se usó igual glosario que el descripto para los diputados.

¿Qué esperar para las reformas?
Con el nuevo Congreso ya conformado, se elimina del horizonte cercano un elemento que causaba grandes interferencias; las elecciones. Ya con los porotos contados; las cuotas de poder repartidas, podemos esperar otro tipo de comportamientos de los actores políticos.
En este escenario, para la segunda parte del mandato de Milei, es que el oficialismo deberá pasar a la ofensiva. A la ofensiva no en un sentido discursivo, sino en un sentido propositivo, especialmente pensando en el Congreso y su nueva composición.
Las reformas laborales, de coparticipación de impuestos, previsional, etc. son una parte esencial del mandato de cambio que recibió Milei en 2023 y que deberá plasmar ahora. Es por lo que, este nuevo Congreso (tal como se lo describió más arriba) será clave para avanzar hacia una modificación de la forma en que las provincias se relacionan entre ellas y con el Ejecutivo; será clave para avanzar hacia la reforma laboral que permita reincorporar en el circuito formal de la economía a los trabajadores que se encuentran fuera, priorizando las negociaciones entre empresas y empleados; avanzar hacia una reforma impositiva y de la coparticipación de impuestos que corrija los incentivos y apunte a un verdadero federalismo. Libertad y Progreso tiene propuestas, caminos a seguir que permitirán avanzar en este sendero con la libertad, el progreso como norte; y en ese sentido apunta el mandato de cambio que recibió, nuevamente, crédito por parte de la ciudadanía.