

“Hay muchos hermanos en nuestro país que ya no tienen fuerza para seguir, que no encuentran sentido al camino de sus vidas y han detenido su marcha. Les pesa demasiado la pobreza, las consecuencias del narco, las enfermedades, la soledad”, comenzó diciendo García Cuerva en el marco de la misa que le dio un cierre a la 51° Peregrinación Juvenil a Luján.
En ese sentido y además de afirmar que no pretende que Argentina sea “un pueblo indiferente ante tanto dolor”, subrayó: “Caminamos por los que no dan más, por nuestros abuelos, por nuestros adolescentes atravesados por la droga y el alcohol, por los que perdieron un ser querido víctima de la violencia, por los pobres, por los niños, por los discapacitados, por las familias, por los que buscan trabajo, por nuestros sueños e ideales. En definitiva, caminamos por nuestra patria”.
En el cierre de una misa en la que también recordó al Papa Francisco, el obispo de Buenos Aires expresó: “No aflojamos y nos comprometemos a no abandonar los sueños de construir un país más justo y más fraterno. La madre de Argentina nos impulsa a continuar el camino, pero nos pide que lo hagamos unidos, que podamos también mirarnos entre nosotros con misericordia y que estemos cerca de los que la están pasando mal. Porque como hijos de María, nos queremos parecer a ella”.