

Pasadas las 8 de la mañana y acompañado por su hermana y secretaria General de la presidencia, Karina Milei, el presidente caminó los pocos metros que separan la Casa Rosada de la Catedral y al ingresar a la iglesia se encontró con Victoria Villarruel (con quién hacía meses no compartían un acto público) y con Jorge Macri, con quien se acrecentó su distanciamiento a causa de las elecciones legislativas; y a ambos les negó el saludo protocolar.
Las imágenes incómodas tanto con Villarruel como con Macri estuvieron a la orden del día, ya que a la hora de colocarle la ofrenda floral al mausoleo de José de San Martín, Milei se alejó unos pasos para no compartir espacio con su compañera de fórmula. Asimismo, cuando debieron compartir el tradicional cambio de guardia, ninguno de los tres emitió comentario alguno y se percibió la incomodidad durante los 30 minutos que duró la ceremonia.
Ante esta situación y con Milei enfrente suyo, el arzobispo de Buenos Aires dio un duro discurso en el que criticó la “difamación constante” que se vive en las redes sociales y apunto: “Hemos pasado todos los límites: la descalificación, el destrato y la difamación parecen moneda corriente”.
Tras lo ocurrido y en medio de las críticas por su accionar, el mandatario utilizó la red social X para justificar sus actitudes: “Roma no paga traidores. Si se es bueno con los malos (esto es con quienes traicionan, mienten, calumnian, injurian y ensucian por una mera ventajita) se termina siendo muy malo con los buenos. PD: saludos para chantalán Gutiérrez Rubí y otras basuras varias”.