

Acompañado por más de 200 delegaciones internacionales, entre los que se destacaron, el presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky; el vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance y los reyes de España (el flamante Sumo Pontífice tiene raíces españolas), Felipe VI y Letizia de Borbón, León XIV fue entronizado como el nuevo papa en una ceremonia en la que no sólo se lo vio visiblemente emocionado, sino en la que también recordó a Francisco I.
Entre los asistentes, y pese a la ausencia del presidente Javier Milei, quién se quedó en Argentina para mostrarle su apoyo a Manuel Adorni en las elecciones legislativas de la Ciudad de Buenos Aires; también se destacó la presencia de la comitiva Nacional que estuvo encabezada por la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello y el canciller, Gerardo Werthein.
Durante la ceremonia, el nuevo Sumo Pontífice recibió los tres emblemas papales, que simbolizan el poder que tendrá de ahora en adelante: el palio (una prenda de lana que luce sobre sus hombros y que se coloca sobre la casulla); el Anillo del Pescador y la Cruz Pectoral.
En su primer discurso tras la entronización, León XIV expresó que fue “elegido sin tener ningún mérito”, afirmó que es “un hermano que quiere hacerse siervo de su fe y de su alegría” y llamó a “construir un mundo nuevo donde reine la paz”.