

Javier Milei tenía razón cuando el año pasado, en plena campaña para alcanzar la presidencia, recomendó a la población no renovar tendencias bancarias en pesos ya que la moneda argentina es como "excremento".
De acuerdo con la Escuela Austríaca de Economía, que Milei reivindica y dice profesar, la inflación, mal endémico y crónico de Argentina, es producto y resultado de la emisión masiva de una moneda “fiat” o dinero puramente fiduciario, basado nada más que en la etérea “confianza” y sin respaldo metálico real, que por esta razón es puro papel pintado, que puede imprimirse sin límite objetivo alguno. Los bancos centrales son los responsables, porque poseen el monopolio de emitir moneda de curso forzoso.
El presidente libertario de Argentina repite también la fórmula de Milton Friedman, de la Escuela de Chicago: “La inflación es siempre y en todo lugar, un fenómeno monetario”; porque solo es y puede ser producido por un incremento de la cantidad de dinero más rápido que el aumento de la producción. Esta maldad no es posible solamente cuando la moneda nacional está “ligada” al oro por una paridad fija legal como respaldo, y el Banco Central no puede imprimir más allá del equivalente a sus reservas metálicas.
En noviembre de 2023, Javier Milei reiteró que su promesa de cerrar el Banco Central es un "asunto innegociable", según confirmó la Oficina del Presidente Electo en un comunicado.
Cosas que probablemente no sabías sobre el oro y los bancos centrales:
-El banco central es un invento marxista, que le permite al Estado incrementar a voluntad la oferta de dinero y de crédito disponible. Es el punto quinto del paquete de 10 políticas públicas que Marx y Engels escribieron de puño y letra en el capítulo 2 del “Manifiesto Comunista” de 1848.
-En Rusia, el Gosbank (Banco Central) fue fundado por Lenin en 1921, poco después de la Revolución bolchevique de 1917, como “instrumento de planificación y política económica”. El problema es que el Federal Reserve Board (FED, Banco Central) fue fundado en EEUU en 1913, ¡antes que en Rusia!
-Siendo el Banco Central una entidad del Estado, su “autonomía” es un mito ilusorio. Podría ser autónomo si fuese privado, como fue el Banco de Inglaterra (BofE), establecido en 1694 como una entidad privada, y siguió así por 250 años, hasta que fue nacionalizado por los laboristas en 1946 como Banco Central.
-Antes de la creación de los bancos centrales y la posibilidad de emitir dinero “fiat”, el patrón oro era la moneda “real” (física), que respaldaba sólidamente la creación de un dinero sano, que no se despreciaba e incluso se revalorizaba: experimentaba corrientemente la “deflación”.
-Todos los economistas estatistas, marxistas o keynesianos, te dicen que la deflación es mala. ¡Mentira! Odian la deflación y por eso detestan el patrón oro. ¿Mala? ¿Mala para quién? ¿Sería malo para la gente que, como tendencia secular, los precios bajaran en lugar de siempre subir? Así fue en el siglo XIX.
-En América Latina, la creación de los bancos centrales no fue obra venida de Moscú, sino de Washington y Londres. Fueron inspirados respectivamente por la Misión Kemmerer (EE.UU) en los países del Pacífico y la Misión Niemeyer en Argentina y Brasil.
-Dolarizar no es la solución para Argentina. Primero, porque el dólar también es una moneda fiat y desde que se creó la Reserva Federal en 1913 ha perdido el 96% de su valor, según el Dr. Ron Paul, uno de los varios impulsores del retorno al patrón oro en EEUU. Y desde 1971, cuando se desligó totalmente de su respaldo en oro, ha perdido un 81% de su valor.
-Segundo, porque hay un fuerte viento de “desdolarización” en el mundo, que sopla desde Ásia, que se resiste al hecho de que el patrón oro fue reemplazado por el patrón dólar, lo cual da a EE.UU un injusto privilegio por sobre los demás países, y que se traduce en masivas compras de oro.
Finalmente, ¿cómo sería en Argentina volver al patrón oro?
Muy fácil, porque por una curiosidad de la historia aún está técnicamente vigente la Ley N.º 1130, sancionada en 1881 durante la primera presidencia de Julio Argentino Roca. Según la misma, se estableció que 1 peso oro sellado (o$s) equivaldría a 1,6129 gramos de oro, a saber: “Art. 1° - La Unidad Monetaria de la República Argentina, será el peso de oro o plata. El peso de oro es un gramo 6,129 diez milésimos de gramo de oro, de título de 900 milésimos de fino. El peso de plata es 25 gramos de plata, de título de 900 milésimos de fino”.
Pero en 1887, bajo el Gobierno de Miguel Juárez Celman, se sancionó la Ley N.º 2216 de Bancos Nacionales Garantidos, que permitía fundar bancos autorizados a emitir billetes de curso legal con el respaldo de las reservas de oro del Estado. Hubo muchos abusos y se generó el pánico bancario de 1890, que a Juárez Celman le costó el cargo. Su reemplazo, el vicepresidente Carlos Pellegrini, creó la Caja de Conversión con la exclusividad en la emisión de billetes de papel moneda, asegurando así la operatividad del patrón oro en Argentina, con buenos resultados, hasta la creación del Banco Central.
Actualmente el Banco Central argentino cada tres meses publica la cotización del peso argentino oro, porque según nuestras leyes de derecho marítimo y aeronáutico es moneda válida para cuantificar daños y de hecho, algunas sentencias firmes la han utilizado para ese fin.
En Argentina el stock de reservas de oro sigue siendo de 61,7 toneladas según últimos informes, pese a los rumores y decires sobre el tema. Estamos aproximadamente en la media para la región. De cualquier modo, lo que importa no es la cantidad de oro existente, si mucha o poca, sino la paridad fija establecida como obligatoria para el ente emisor, que opera como freno o dique para la máquina de imprimir billetes.
Simplemente habría que hacer operativa la ley 1130 de 1881, sostienen Walter Eiguren, presidente del Partido Moderado, y Alberto Mansueti, fundador del Centro de Liberalismo Clásico, con vistas al IX Foro Liberal de América Latina, el próximo 6 de abril, en Rosario.