

Hay que destacar que mayo es el sexto mes consecutivo de aceleración en la suba de precios mensual. En noviembre de 2022, había tocado un piso de 4,9%, unos 4,2 puntos porcentuales menos que la medición de mayo.
Se evidencia una aceleración en prácticamente todos los rubros. "Alimentos y bebidas no alcohólicas", mostró una suba del 9,1% mensual, sosteniendo el crecimiento por encima del 9% por tercer mes consecutivo. Es importante mencionar que los alimentos mostraron una importante desaceleración en la última semana de mayo, anotando una suba del 0,2% semanal, la menor desde enero.
Por otro lado, también se destaca el incremento mensual en el rubro de "Vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles" (16,3%), explicado mayormente por la nueva suba de tarifas para los hogares catalogados como de Nivel 1 y 3.
De esta forma, la última semana de mayo deja un efecto arrastre para el IPC de junio de 1,7 puntos. A pesar de esto, proyectamos que la inflación del sexto mes del año será menor, en un rango, por ahora, de entre 7%-8%, fruto de una menor incidencia de los precios regulados (según los aumentos conocidos hasta ahora) y una desaceleración en el rubro de alimentos y bebidas.
Santiago Casas, economista de la Fundación Libertad y Progreso, dijo que “los aumentos en alimentos son muy preocupantes porque afectan fuertemente los valores de la canasta básica, poniéndole pisos más altos a los límites de pobreza". Y añadió: "Si hacía falta volver a demostrarlo, los programas de precios justos fracasaron y lo único que consiguieron fueron mayores distorsiones en la economía. La inflación se acelera a medida que aumenta la incertidumbre sobre lo que pasará a partir del 10 de diciembre. Para arreglar el problema, el próximo Gobierno tendrá el desafío de diseñar un plan de estabilización que recupere la confianza en la moneda, o la sustituya por otra”.
Lautaro Moschet, economista de la Fundación Libertad y Progreso, señaló que “la aceleración de mayo refleja la caída en la demanda de dinero que propició la corrida cambiaria en la segunda mitad de abril y provocó un fuerte arrastre durante el quinto mes del año. Para el mes entrante, esto ejercerá menos presión". Y completó: "Por tanto, esperamos una pequeña desaceleración. De todas formas, no será una señal del todo positiva, ya que en la medida en la que no se lleven a cabo políticas consistentes con la preservación del valor del peso, la dinámica inflacionaria seguirá mostrando una tendencia al alza y posiblemente cerremos el año con una inflación cercana a 140%”.