Esta medida, impuesta por el máximo mandatario estadounidense, tenía por intención incitar a decenas de millones de empleados a ser vacunados antes del 4 de enero. Asimismo, añadía que tendrían que testearse semanalmente y, claro está, aquellas empresas que no aceptaran la imposición, deberían ser multadas.
La misma, había sido informada allá por septiembre y puesto en vigencia esta semana. Sin embargo, la iniciativa fue impugnada de inmediato en los tribunales, fundamentalmente por el estado de Texas, que es controlado por los republicanos que -es un hecho- están en contra de la obligatoriedad de la vacunación. De esta manera, quedó "suspendida" y a la espera de que el organismo responsable la "examine en detalle".
Por último, resulta vital resaltar que hace un tiempo, desde el Consejo de Europa (CdE) -la principal organización mundial de DDHH- trascendió la noticia de que, por medio de una votación, se había resuelto que los Estados tenían prohibido ejercer la obligatoriedad de la inoculación contra el Coronavirus. Y se añadió: "Tampoco podrán utilizarlo como excusa para discriminar a los trabajadores o a cualquier persona que no se vacune. No se podrá presionar política, ni socialmente a nadie para que reciba las dosis si no quiere hacerlo por sí mismo"