ACTUALIDAD | 7 JUL 2021

EDITORIAL

Conocer la historia para no repetir errores del pasado

Un pueblo que no conoce su historia está condenado a caer en los errores del pasado y esos errores se van agudizando ante la pasividad y el olvido. Los soberbios y autoritarios aprovechan el desconocimiento de la historia para la tergiversación de la realidad y así someter a un sector de la sociedad, de forma intelectual y económicamente.




Este tipo de acciones, no tan antiguos como la sociedad misma, ya que siempre en la humanidad ha existido una lucha de poderes entre el bien y mal, entre quienes luchan por la libertad y la democracia y quienes pretenden la consolidación de los absolutismos y dictaduras. Cuando se trata de libertad no hay términos medios, pero para conocer los términos del concepto de libertad hay que conocer la historia, los derechos humanos y las herramientas para garantizarlos como así también hechos pasados donde los pueblos han ganado o perdido esas libertades.

Hay naciones cuyas generaciones nacieron en dictaduras, donde la simple expresión contraria al régimen conlleva la cárcel, donde el derecho del ciudadano y el futuro de las presentes y próximas generaciones es subsumido a las miserias que el gobernante reparte para mantener al pueblo en el mayor grado de sumisión y perdurar en el poder. Cuando esas prácticas perduran en el tiempo ya no hay vuelta atrás y el avasallamiento de derechos se transforma en algo “normal” y el “dictador” en un ser superior indispensable para la vida del pueblo ya que es el único que provee los medios de subsistencia para la población.

Es por ello que, la lucha por la libertad de los pueblos debe ser una cuestión irrenunciable, de lo contrario ganaría la tiranía que lleva al sometimiento absoluto de los pueblos. En ese sentido, uno de los grandes pensadores argentinos, Mariano Moreno, sostiene: “Prefiero una libertad peligrosa antes que una esclavitud tranquila”, ya que esa lucha entre el bien y el mal está presente siempre en toda sociedad y los buenos ciudadanos deben ser los garantes de la democracia. Las mejores herramientas que tiene el pueblo son: la educación, las altas tecnologías para potenciar la difusión del conocimiento, mantener el legado de los padres de la patria bien presente para que nunca se olvide el espíritu de libertad y, por supuesto, el voto libre y sin condicionamientos externos (la boleta única de papel sería una herramienta que imprime más democracia al acto electoral).

Manuel Belgrano reflexiona en su legado que “un pueblo culto jamás podrá ser esclavizado”, es decir, que la educación debe ser el pilar de la libertad de los pueblos. En ese sentido, el prócer también afirma que “El estudio del pasado enseña cómo debe manejarse el hombre en lo presente y por venir”.

Por Diego Migliorisi