En medio de una crítica situación por la muerte por asfixia de pacientes por falta de tubos de oxígeno, récord de fallecimientos y falta de cámaras frigoríficas para mantener los cadáveres, el gobernador del estado de Amazonas, Wilson Lima, decretó el toque de queda entre las 19 y las 6 en la mayor ciudad de la selva amazónica sudamericana.
Escenas de una distopía se vivieron en esta segunda ola de coronavirus en Manaos: enfermeros, médicos y familiares gritando por la falta de oxígeno en la puerta de los hospitales públicos y pagando fortunas por tubos para darle a los pacientes.